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Anunciado en su integridad en Substance.com .
Prácticamente todos los que pasaron tiempo fumando marihuana conocen cuando menos a un fumador fanático. El chaval cuyos ojos siempre están colorados, la chavala que no utiliza el término «despertar y hornear» irónicamente, la persona que se ve que jamás puede comprenderlo. Estos fumadores obstinados tienen la posibilidad de trabajar en un trabajo de bajo nivel o bien tienen la posibilidad de estar desempleados, mas todos y cada uno de los que los conocen bien saben que tienen la capacidad de considerablemente más, si solamente tuviesen alguna ambición.
¿Es esto verdaderamente una adicción? Pienso que lo es (y no pienso que sea un razonamiento contra la legalización). En verdad, las razones por las cuales la marihuana es adictiva aclaran la auténtica naturaleza de la adicción en sí. La adicción es una relación entre un individuo y una substancia o bien actividad; la adicción no es una fácil cuestión de una sustancia que «rapta el cerebro». En verdad, con todas y cada una de las vivencias probablemente adictivas, únicamente una minoría de los que las prueban se enganchan, y la multitud puede inclusive volverse adepta a cosas aparentemente “no adictivas”, como las zanahorias. La adicción es dependiente del estudio, el contexto y la psicología, no solo de los neurotransmisores.
El inconveniente de abarcar la adicción
Con dos estados que ahora han legalizado la utilización recreativo de la marihuana y numerosos más que están teniendo en cuenta llevarlo a cabo, abarcar la naturaleza de la adicción es más esencial que jamás. Los incondicionales de los dos lados del enfrentamiento hicieron declaraciones extremas aquí; determinados legalizadores aseguran que no existe la adicción a la marihuana, en tanto que determinados prohibicionistas aseguran que «el cannabis es tan adictivo como la heroína».
Nuestros conceptos de adicción, no obstante, surgen primordialmente de la vivencia cultural con el alcohol, la heroína y, después, la cocaína. Nadie ha argumentado jamás que los opioides como la heroína no tienen el potencial de provocar adicción porque los síntomas de abstinencia (vómitos, temblores, palidez, sudoración y diarrea) se tienen la posibilidad de medir objetivamente. Los opioides ocasionan dependencia física que es visible en el momento en que dejan de estar accesibles. Lo mismo sucede con el alcohol, donde la abstinencia es aún más grave y, en ocasiones, inclusive puede ser mortal.
Con lo que los primeros estudiosos se centraron en estos síntomas mensurables relacionados con el alcoholismo y las adicciones a los opioides para determinar la adicción: el empleo de una sustancia podría llevar a ser condescendiente a , la tolerancia podría llevar a un incremento de la dosis, lo que paralelamente podría conducir a la dependencia física, y después la adicción podría ser impulsado por la necesidad de evadir los lacerantes síntomas de la abstinencia. Fue fácil y físico.
Por otro lado, desde este criterio, la cocaína y la marihuana no eran «verdaderamente» adictivas. Más allá de que la gente tienen la posibilidad de presenciar síntomas de abstinencia como irritabilidad, depresión, ansias y inconvenientes para reposar al dejar de tomar estos fármacos, estos son considerablemente más subjetivos y, entonces, tienen la posibilidad de descartarse como «sicológicos» en vez de físicos. Posiblemente verdaderamente desees coca o bien marihuana, mas no la precisas como un auténtico dependiente, pensó.
Y ya que a la mayor parte de nos atrae pensar que poseemos considerablemente más control sobre nuestras psiques que sobre los síntomas físicos, la adicción «sicológica» se considera bastante menos grave que el tipo «físico». Son los restos de esta clase de pensamiento los que subyacen primordialmente en la iniciativa de que la adicción a la marihuana no existe. Lamentablemente, esa visión de la adicción está atascada en la década de 1970.
Patear la adicción
En la década de 1980 — irónicamente, poco una vez que Scientific American causara una enorme disputa al argumentar que la cocaína inhalada no es más adictiva que comer papas fritas — los hombres de negocios han comenzado a comercializar una manera de la sustancia ahora lista para fumar. El nacimiento del crack logró añicos la iniciativa de que la dependencia «física» es más grave que la dependencia sicológica porque la gente con adicción a la cocaína no devuelven ni tienen diarrea en el momento en que dejan de fumar; más allá de que tienen la posibilidad de parecer agobiados, no es en la manera físicamente obvia de la abstinencia de heroína o bien alcohol. Entonces, si vas a argumentar que la marihuana no es adictiva porque no te enfermas en el momento en que dejas de fumar, además tienes que argumentar lo mismo por el crack.
Buena suerte con eso, digo. Precisamente, la gente adeptas al crack son tan apremiantes como las que tienen inconvenientes con la heroína, y su participación delictiva si no tienen la posibilidad de abonar la sustancia es cuando menos de todas formas posible, aunque no tan común como se aseguró. Crack asestó un golpe mortal a la distinción entre «psicológico» y «físico», y si no lo había hecho, la neurociencia se encontraba continuando para mostrar que lo psicológico y lo físico no son precisamente diferentes de todas maneras.
En los años setenta y ochenta, los estudiosos además han comenzado a admitir que sencillamente desintoxicar a los adeptos a la heroína (hacerlos pasar por el periodo de un par de semanas de síntomas de abstinencia física intensos) no es un régimen eficiente. Si la adicción a la heroína fue impulsada primordialmente por la necesidad de evadir la abstinencia, la gente adeptas habrían de estar fuera de riesgo tras finalizar de cuajo. Mas, como entendemos esos de que lo pasamos, eso está lejos de ser la parte más bien difícil …
Más allá de que patear la heroína no es entretenido, el inconveniente a la larga es evitarlo; esos «sencillos» antojos sicológicos son los que impulsan la adicción. La dependencia física no es el primordial inconveniente; no es requisito. En verdad, en este momento entendemos que de todos modos tiene la posibilidad de tener dependencia física sin adicción: existen algunos fármacos para la presión arterial, entre otras cosas, que tienen la posibilidad de tener síntomas de abstinencia fatales si no se dismuyen apropiadamente, mas la gente que toman estos fármacos no los ansían. aunque son muy dependientes. De forma semejante, los antidepresivos como Paxil tienen síntomas físicos de abstinencia, mas gracias a que no generan un subidón, no se observa gente robando farmacias para lograrlos.
Una exclusiva definición de adicción
Entonces, ¿qué es la adicción, si la tolerancia, la abstinencia y la dependencia física no son fundamentales para ? Todos estos sucesos señalan a una definición que puede sintetizar el inconveniente: la adicción es la utilización compulsivo de una substancia o bien la participación en un accionar sin importar las secuelas negativas. (Comentando más de neurociencia, la adicción es una distorsión aprendida en los sistemas motivacionales del cerebro que nos hace insistir en la búsqueda de cosas similares con la aptitud evolutiva como la comida y el sexo). Algún cosa que cause exitación mediante estos sistemas, y eso es esencialmente algún cosa que se logre gozar. —Puede ser adictivo para alguna persona en algún instante. Y eso tiene dentro la marihuana (y, para la situacion, las papas fritas).
Esto no supone que la adicción a la marihuana sea siempre tan grave como la adicción a la cocaína, la heroína o bien el alcohol; en verdad, comunmente no es así. Si se les diese la opción, la mayor parte de las familias preferirían enérgicamente tener un integrante dependiente a la marihuana en vez de la cocaína, la heroína o bien el alcohol. Las secuelas negativas socias con la adicción a la marihuana por lo general son más sutiles: promociones perdidas, entre otras cosas, en vez de trabajos perdidos; peores relaciones, no ninguna relación. Y, desde luego, sin compromiso de muerte por sobredosis.
Mas o sea además lo que puede llevarlo a cabo insidioso. La adicción a la marihuana puede empeorar tranquilamente su historia sin resultar suficientemente mala para que parezca que merece abordarla; es posible que no destroce su historia, mas puede lograr que pierda ocasiones. Con algún patrón de uso frecuente de drogas, es sustancial hacer un rastreo continuo de si los peligros sobrepasan los provecho, sabiendo que la adicción en sí puede distorsionar este cálculo. O sea fundamentalmente cierto con la marihuana.
No obstante, como sucede con todas las otras drogas, únicamente una minoría de clientes de marihuana pelea contra la adicción. Las indagaciones proponen que cerca del diez% se engancha y, en promedio, la adicción a la marihuana dura seis años. Inclusive más que otras adicciones, la adicción a la marihuana se ve estar impulsada por la automedicación de problemas médicos mental: el 90% de la gente con adicción a la marihuana además tienen otra adicción o bien patología mental, típicamente alcoholismo o bien trastorno de personalidad antisocial.
Esto recomienda que mostrar a una más grande una parte de la población a la marihuana no siempre aumentará la población adepta. Primero, la gente con trastorno de personalidad antisocial, por definición, tienden a no respetar la ley, por lo cual la mayor parte probablemente ahora lo haya probado. Seguidamente, el porcentaje de personas con otras anomalías de la salud mentales que ya existían no cambiará porque la marihuana se legalice; en verdad, en el Reino Unido , en el momento en que revirtieron su previo liberalización de la ley de marihuana gracias a los miedos relacionados con el incremento de la esquizofrenia, las tasas de psicosis de todos modos aumentaron . (El vínculo probablemente no fue causal, mas recomienda que la represión legal del cannabis no evita la psicosis relacionada).
Equiparando los peligros
Si varias personas adeptas al alcohol, la cocaína o bien la heroína se cambian a la marihuana, el daño general se reduciría. Como otros y estuvimos comunicando cuando menos desde 2001, el consumo de marihuana como sustancia de “salida” es un fenómeno real, tanto en la adicción a la cocaína como a los opioides.
En el momento en que tenemos en cuenta los peligros de numerosas substancias, tendemos a llevarlo a cabo de manera apartada, mas no es tal como se toman las elecciones en el planeta real. La mayor parte de la gente preferiría que sus parejas no tuviesen adicciones, mas otra vez, ciertas son precisamente peores que otras. El ansia de marihuana raras veces es tan severo como el de crack, como es evidente.
Aún de esta forma, como todo cuanto puede ser placentero, la marihuana puede ser adictiva. Esto no supone que todas y cada una de las adicciones sean iguales o bien que sea tan adictivo como las drogas hoy día legales alcohol y tabaco; los datos detallan que es menos. Por otro lado, fingir que no puede llevar a cabo ningún daño, o bien que no hay personas adeptas a , no sirve a nadie. Si deseamos una mejor política de drogas, como sucede con otros géneros de restauración, debemos evadir la negación.
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